Propiciadores del vuelo. Teatro de manufacturas humanas. Hijos bastardos de la posmodernidad buscándose en el nuevo paradigma del mundo.
La velocidad del zoom del horizonte
La velocidad del zoom del horizonte

La velocidad del zoom del horizonte

por David Gaitán

LA VELOCIDAD DEL ZOOM DEL HORIZONTE 
es una obra de teatro que parte de las siguientes inquietudes: 
– ¿Qué tanta verdad sobre el universo puede soportar nuestro razonamiento?
– ¿Por qué insistimos en saberlo todo?
– ¿La fantasía es que el conocimiento nos hará libres?
– ¿O somos esclavos de la búsqueda?
– ¿Qué genera más miedo? ¿El fin del mundo, su inminencia? ¿O el horror a que nunca ocurra?
– ¿Cuáles son las dinámicas de la soledad y del encierro?
– ¿Es la ciencia ficción una sublimación de las angustias del presente?
– Si el poder de evocación se radicalizara hasta su manifestación real, ¿Qué tan peligrosa seria nuestra memoria?

Influenciado por la novela «Solaris» de Stanislaw Lem, la narrativa de Antón Chejov y el cine de Lars von Trier, la obra buscará convertirse en un vehículo emotivo que -con los códigos del teatro contemporáneo- detone en el espectador las inquietudes de origen.

Siete personajes celebran un cumpleaños.
Pero la convivencia es extraña.
Ociosa.
Este festejo ocurre todos los días.
No están en la Tierra.
Y las reglas son distintas. 
En algún punto intentaron volver.
O eso creen.
La lógica del razonamiento se ha torcido tantas veces que hablar de certezas es risible.
Las huellas mnémicas se han convertido en una intimidad cotidiana.
Compartida.
Perversa.
La incertidumbre es aplastante.
Pronto habrá que experimentar para entender.
Por radical que la acción parezca.
Por cruel que resulte.
Hay que entender.

Mezclando la estructura del falso documental, yuxtaposición de escenas y desarrollo de planteamientos éticos a través de diálogos dinámicos, LA VELOCIDAD DEL ZOOM DEL HORIZONTE busca ser un texto que apele tanto al misterio de una buena trama como a planteamientos intelectuales de altura.

Con diálogos comprensibles y dinámicas reconocibles, lejos de estéticas futuristas, sin apelar a efectismos, se busca seducir -intelectual y artísticamente- al espectador.

Todos pensamos en el fin del mundo.
Todos queremos entenderlo.
Todos pensamos en la muerte.
Todos fantaseamos con modos de convivencia distintos.
Todos quisiéramos ver la Tierra desde afuera.
Todos queremos saber cómo va a ser después de nosotros.
Y antes.

por Martín Acosta

Este montaje parte de la idea de que lo que se enuncia sobre la escena tiene un poder. Así nos imaginamos una ficción que transcurre de manera veraz –natural diríamos- en una estación espacial que orbita frente a un extraño planeta inteligente que interactúa con cada uno de los personajes. Sin estridencias y sin ningún tipo de acento particular tratamos de abordar la ciencia ficción de una manera lúdica pero también profunda: filosófica a veces, poética o teológica en otras.

La convención acude a la realidad del lugar en que se representa: una pared. Unas bancas simples pintadas de blanco. Luz pálida que titila constantemente. Y dentro de esta realidad las cosas que sólo podrían pasar en un sueño: un vaso lleno con agua se desplaza aparentemente sin ninguna fuerza gravitacional que lo motive, la nave tiembla, residuos de materiales desconocidos chocan contra el hábitat que contiene a personajes y espectadores.


Pero sobre todo los actores en un acto de fe afirmando la lejanía con el planeta tierra.

El trabajo ha dependido desde el principio de no teatralizar aquello que parece excepcional y de desinhibir todo aquello que parece pequeño o cotidiano, asumiendo que preparar una fiesta de cumpleaños en las condiciones en que se encuentran nuestros personajes requiere de un esfuerzo homérico de creatividad y logística: un ramo de flores, un pastel. Buscamos la realidad pero no el realismo.

Nos sentimos cómodos en el espacio. Pero nos reta. Nos pide más.

Ahora debemos estimularnos con nuevos conocimientos: información científica que se modifica al día, reflexiones sobre las posibilidades de sobrevivencia en situaciones extremas y el ejercicio de poner en lógica espacios que sólo suelen habitar la fantasía.

Nuestro trabajo es seguir recreando una realidad fantástica.

La importancia de esta obra oscila en un primer plano hacia la  realización de ciencia ficción teatral llevada con inteligencia y cautela. Es viva muestra de las propiedades del motor teatral para transportar verdaderamente al espectador a regiones inesperadas dentro y muy fuera de sí mismo mediante una historia nueva. En segundo, a la enorme virtud de David Gaitán por poder llevar una idea literaria bastante compleja a un paraje dramático que entrelaza la manifestación del encierro con la ilusión y lo sensorial. Y en tercer aspecto es testigo de cómo un director puede tomar un texto y manipular su estructura para satisfacerse a sí mismo, al escritor, a los actores y aún sorprender al público.

SAÚL CAMPOS + CHULAVISTA + 2014

Los actores se ven en la compleja tarea de construir y mantener una atmósfera extraterrestre con altos niveles de miseria humana. En lo plástico; el dispositivo escénico es efectivo y austero, soportado sobretodo por un diseño de vestuario digno de la ciencia ficción de Joss Whedon y unos efectos especiales que embonan limpiamente con el artificio de la convención teatral.

CELESTE PADILLA GUTIÉRREZ + FANZINE + 2014

Resulta muy difícil elogiar a cada uno de ellos por separado, ya que “La Velocidad del Zoom del Horizonte” es exitosa gracias a una maquinaria exacta, que se maneja como una unidad, y no por elementos aislados. Mientras oía cantar a estos personajes perdidos en el espacio “Rocketman” de Elton John, pude darme cuenta de que estaba ante uno de los mejores ensambles con que me he topado este año.

JUAN CARLOS ARAUJO + ENTRETENIA + 2014

La verdad, ¿quién y cuándo decidió que la verdad era buena?, ¿cuándo fue que creímos que siempre hay que decir la verdad?, ¿qué, esta es necesaria?… En La Velocidad del ZOOM del horizonte, es la verdad la que muestra el desgaste de las relaciones humanas, la frialdad de nuestra especie que surge después del agotamiento, después de la distorsión mental.

MÓNICA MORENO + MELÍMELO + 2014

Todo el tiempo juega con las expectativas del espectador, modifica su tono y empuja al espectador a hacerse preguntas existenciales sin detener nunca su impulso ni caer en lo pretencioso ni lo fácil; sin dejar de ser ridículamente entretenida.

EL GATO CRÍTICO + 2013

Con una historia compleja y un gran manejo del espacio, esta obra de ciencia ficción ofrece una alternativa fresca dentro del mundo del teatro independiente en la ciudad.

GARUYO + 2013

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