Propiciadores del vuelo. Teatro de manufacturas humanas. Hijos bastardos de la posmodernidad buscándose en el nuevo paradigma del mundo.
James Joyce. Carta al artista adolescente
James Joyce. Carta al artista adolescente

James Joyce. Carta al artista adolescente

Querido James Joyce:

Los abajo firmantes hemos decidido confesarnos contigo:

-¿Actos impuros, hijo mío? 

-Sí, padre. De carne, aunque solo imaginarios.

De pronto el exilio interior nos ha pegado y no hallamos nuestra casa en ningún lado. ¿Se encuentra alguna vez la pertenencia?, ¿el lugar?

Hemos buscado tu dirección para decirte que ninguno de nosotros formó parte jamás del equipo de futbol de la escuela (aunque todos sabemos que hay uno que miente), que todos hemos sido acosados alguna vez por las dudas de Stephen; misma trama, distinta ciudad. 

¿Cómo has estado? ¿Hace buen tiempo en Zurich? Ya debes estar enterado que Finnegans se tradujo por fin al español. Luis dice que no ha podido leerlo, pero Alejandro acaba de prometer que se lo prestará la próxima semana. Por cierto, hablando de libros, ahora que estudiábamos el Retrato… nos ha llamado la atención que en todos los sentidos (sexual, metafísico y artístico) prevalezca la idea de un mundo de hombres y lo chistoso es que lo único que se nos ocurre preguntar si serán más cachondas tus cartas que las de un marinero en altamar.

¿Y cómo está Nora? Martín le manda muchos saludos, dice que después le envía una receta con arenques, aunque debemos confesar que es una pequeña mentira, la receta es de José. De verdad la extrañamos en el texto; no había un personaje equivalente a quien imaginarnos recibiendo esa correspondencia. Bueno, no importa… ¿A quién le importa?

La ciudad está imposible, ya sabes, cuando no es la contaminación, es la inseguridad y el exceso, y, bueno, no es que queramos encontrar la medida de las cosas, pero a veces nos gustaría respirar hondo, oler el estiércol y las gardenias y caminar por un empedrado y escuchar una vaquita que dice ¡mú!. Sin embargo también es cierto que eso ya no es Dublin. ¿Hace cuánto que Dublin no es así? ¿Has vuelto del exilio últimamente?

Nuestras palabras son tus palabras que ya no lo son. Al menos Pierre Menard piensa lo mismo (Borges, Ficciones, ed. Planeta, pag. 47), pero no importa si te enteras, que hace 3 años expiraron tus derechos de autor (por cierto, Arturo tuvo que irse a otro ensayo y te deja saludos); no obstante, nuestra moral posmoderna nos inclina a pensar sobre la imposibilidad de creación como un acto de creación misma, y el crédito a nuestra falta de originalidad (y por ende a nuestra originalidad) lo llevas tú. ¿Te das por enterado? Si no, con franqueza, mándanos decir y quitamos tu nombre del programa. No hay fijón.

Bueno, James, no queremos alargarnos demasiado, suponemos que estarás ocupado. Sólo queremos decirte algo que descubrimos mientras ensayábamos: de verdad nos gustaría tener tu oido privilegiado para que el montaje tuviera más recovecos sonoros, para que las palabras se quedaran en el oido, la memoria y el alma.

Saludos desde la ciudad de México en el verano de 1994. 

Alejandro · Mario · Arturo · Fernando · Pepe · Moraza · Goriero · Luis · Martín

P.D. Dice Mario que le hubiera gustado que fueras su amigo.

P.D. de la P.D. Los mares de acá no son verdemoco.

This theatrical versión of Joyce’s novel A Portrait of the Artist as a Young Man is simply the most exciting evening of theater I have seen in a very long time. (…)  The deceptive simplicity of the whole, and the clarity of intention, leave one gasping, and the sheer physical beauty of the piece brought to mind a painting come alive. Fierce and at times surreal, the combination of the actor’s voices and bodies, with the lighting, the sounds, the shadows, the sexiness, and tremendous hilarity juxtaposed with pathos, create a thrilling and memorable night of theater of a most revivifying sort.

DOMINIC HAMILTON LITTLE + NIGHT LINES WEEKLY + CHICAGO, ILL. + 1995

Luis Mario Moncada y Martín Acosta han logrado algo extraordinario: que la fuerza de los textos joyceanos se mantengan en el escenario, se transformen y cobren otra vida: el mundo de Stephen Dedalus surge detrás de la cortina, y lo hace con asombrosa claridad.

BRUCE SWANSEY + LA JORNADA SEMANAL + 1994

A highly original adaptation by Martin Acosta and Luis Mario Moncada of the James Joyce novel Portrait of an Artist as a Young Man. (…)  brings Joyce’s schoolboy memories to life through the vocal skills and gymnastic hijinks of three actors, who perform in a bare white space containing only a few props and set pieces (suitcases, chairs and brightly colored rubber balls).

LINDY ZESCH + AMERICAN THEATER + MAY/JUNE 1998

La expresión de los cuerpos, la mínima utilería, está encaminada a subrayar un texto que nos devuelve el olor, el color y las emociones de la infancia. Y esta desnudez formal no es arbitraria ni obedece a criterios simplificadores. En ella se adivina una voluntad de estilo y se insiste en la universalidad de los sentimientos. 

MA. ÁNGELES ROBLES + FIT CÁDIZ + 1996

Con justa razón provoca aplausos de conocidos críticos de juicio riguroso y de los espectadores, sin prejuicios, que son sorprendidos con una obra que no tuvo grandes recursos económicos para su producción, pero que es rica en ingenio y creatividad.

VÍCTOR HUGO RASCÓN BANDA + PROCESO + 1994

Magia actoral en la que estos tres actores no sólo son estos tres personajes, sino que cambian de papel a una velocidad vertiginosa, como si los fantasmas salieran de la mente de Stephen Dedalus como sus miedos y sus placeres personificados. Carta al artista adolescente es una obra llena de sensaciones a veces placenteras, a veces temibles, pero todas capaces de colarse en el inconsciente del espectador, inquietándolo, conmoviéndolo y destornillándolo de la risa, al regresarlo de un solo golpe hasta la infancia y la adolescencia.

SERGIO ZURITA + EL ECONOMISTA + 1994

Dublin may seem a long way from Oaxaca, but Mexican playwright and director Martin Acosta forges unexpected links between Irish and Latin sensibilities in his innovative three-actor adaptation of James Joyce’s A portrait of the Artist as a Young Man.

AMERICAN THEATRE + MAY/JUNE 1995

La puesta en escena de esta pequeña joya de la literatura irlandesa resulta integralmente limpia; limpia de especulaciones con un tema tratado más desde la radiografía de una época, que desde la ironización a aquellas anacrónicas instituciones descritas por el irlandés. Limpia en la desnudez de tres actores que se entregan con la profundidad que sólo la piel puede comunicar. ¿Qué más se le puede exigir al teatro de nuestros días, si no es esa difícil ternura que anida en este montaje mexicano?

WILSON ESCOBAR + LA PATRIA, COLOMBIA + 1995

Esta compañía mexicana, que desde este preciso momento más de uno debería anotar en su agenda de interesantes, no hace otra cosa que teatro de sensibilidad, de sustancia nada desdeñables, de encanto no añadido, de flexibilidad.

FRANCISCO BUITRÓN + INFORMACIÓN, CÁDIZ, ESPAÑA + 1996

En esta representación el texto no ha sido un pretexto para el hecho teatral. Por el contrario, es el propio texto de Joyce el que conforma el proceso teatral y configura la unidad dramática. Moncada y Acosta crean un nuevo texto que explora diversos lenguajes escénicos que decodifican y recodifican la novela de Joyce a través del acto efímero de la representación.

BÁRBARA PADRÓN LEÓN + GESTOS, COLOMBIA + 1997

Los tres actores crean las atmósferas, personajes y sonidos que el texto va planteando, de manera que su trabajo es muy versátil y dinámico. Los tres tienen el mismo nivel de trabajo, no hay diferencias ni roces en la calidad de la actoralidad, consiguen mantener un tono estilístico limpio y armónico, creando con ello un movimiento teatral brillante.

XIMENA EXCALANTE + REFORMA + 2001

La personificación de Ari Brickman como Stephen Dedalus funciona como el ingrediente perfecto que termina por cautivar a un público que celebra, como lo hizo hace siete años, uno de los esfuerzos más prodigiosos de nuestro teatro reciente, y al que el paso del tiempo, cuyo dictamen resulta tan temido para la mayoría de los creadores artísticos, ayuda a rejuvenecer.

NOÉ MORALES MUÑOZ + LA JORNADA SEMANAL + 2001

Epístola escénica aguda y sincera, construida con esmero con base en un análisis minucioso e inteligentemente asumido tanto por el director como por los actores, en el cual se acepta la ficción –lo que vive, dice y escribe Stephen en su memoria- no sólo racionalmente; gracias a la deslumbrante sensibilidad y talento de Alejandro Reyes la ficción se construye a través de una serie de movimientos breves, sutiles y encadenados que desembocan en imágenes dotadas de una autenticidad lúdica y emocional que conmueven.

ELENA GUIOCHINS + ETCÉTERA + 1994

Dinosaurios del teatro, jóvenes teatreros, amateurs, críticos y público ordinario gritaban ¡bravo! de pie mientras aplaudían este drama basado en un texto de James Joyce.

MARCELA GARCÍA MACHUCA + EL NORTE + 1994

Con una facilidad sorprendente, Reyes (Stephen Dédalus), Oliver (Flemming) y Reyes (Wells), atraparon como imanes a un público que se dejó llevar de la sonrisa a la carcajada, de la sorpresa a la inquietud y hasta la más terrible tensión.

SILVIA RUANO + EL NORTE + 1994

Si el tema es por demás común y ordinario, lo que le otorga categoría superior y diferente –y lo convierte en arte- es el tratamiento. Joyce es fundamental y primario, por supuesto, pero también determinantes son sus convertidores teatrales.

RAÚL DÍAZ + EL UNIVERSAL + 1994

Ovacionan de pie, en Cádiz, Carta al artista adolescente. (…) Mario Oliver, Ari Sebastián Brickman y Arturo Reyes representaron con gran calidad interpretativa el rico muestrario de textos reflexivos que con un ritmo calculado, pausado y natural reflejó la historia de un estudiante irlandés cuyo mundo interior provoca en el espectador dar un vistazo a su yo olvidado.

ANA LILIA CORTÉS + ENVIADA ESPECIAL DE LA JORNADA + 1996

Pues bien, siete años después o sea hoy, Carta al artista adolescente está representándose nuevamente y, como dijera otro poeta a otra circunstancia refiriéndose, “es el caso de hablar de su regreso”. Y bien vale la pena hacerlo, porque este es uno de esos montajes de los que sale uno en verdad satisfecho y, usted sabe, los que vivimos en este mundillo y vemos teatro a destajo pocas veces tenemos la oportunidad de proclamar eso en verdad satisfecho.

RAÚL DÍAZ + LA JORNADA DE ENMEDIO + 2001

Ignoro si el Teatro de Arena sea un grupo ya bien estructurado. De ser así, este montaje lo ubica como una talentosa joven realidad en nuestro medio.

OLGA HARMONY + LA JORNADA + 1994

Carta al artista adolescente es una puesta en escena fresca, ágil, basada en buena medida en la expresión corporal de los tres actores y en el impacto visual de sus vestuarios y artefactos-escenografía, de gran colorido. Teatro hecho con pocos recursos, tiene como principal virtud crear en el escenario una estética propia, un modelo autónomo, antirealista, donde los objetos, los lugares e incluso las ideas y las situaciones tienen su origen en la gestualidad y la voz de los actores.

MORELOS TORRES + LA JORNADA SEMANAL + 1994

… uno de los esfuerzos más prodigiosos de nuestro teatro reciente, y al que el paso del tiempo, cuyo dictamen resulta tan temido para la mayoría de los creadores artísticos, ayuda a rejuvenecer.

NOÉ MORALES MUÑOZ + LA JORNADA SEMANAL + 2001

Ese encuentro con el texto en un plano de igualdad analógica –lo que Joyce hace con el lenguaje escrito, Acosta lo intenta con el lenguaje escénico- no solamente le otorga ese primer aire de encantador desenfado, sino que también nos dice de un grado apreciable de madurez artística en el director, capaz de jugar la ingenuidad sin pecar él mismo de eso que, en arte, suele volverse una sensible torpeza.

BRUNO BERT + TIEMPO LIBRE + 1994

La resultante es un espectáculo notable por el manejo que todos hacen del humor impar de Joyce, de los valiosos símbolos usados como traducción escénica de los diversos y complejos estado anímicos de Stephen Dédalus, de la pluralidad creativa de los juegos propuestos por el director en una puesta tan personal como imaginativa y que quizás alcanzan su clímax cuando el protagonista “peca” por primera vez… y así sucesivamente podríamos desglosar un rosario de bondades teatrales cuyo eje y sostén complementario lo es la actuación sin mácula de Alejandro Reyes.

GERARD HUILLIER + UNO MÁS UNO + 1994

Seguramente que James Joyce agradece que Martín Acosta y Luis Mario Moncada a través de Alejandro Reyes lo mantengan robusto y saludable. Y por lo que toca a las palabras, éstas, en efecto, han quedado clavadas en el alma de los espectadores. (A Nora le fascinó la escena del desnudo, tanto que olvidó la receta del arenque, pero no su olor).

REYNA BARRERA + UNO MÁS UNO – 1995

Delirio: dicen que lo de anteanoche hace mucho que no sucedía en ningún teatro de esta ciudad: al término de la representación todos los asistentes incluyendo a los técnicos del teatro municipal “José Calderón”, se pusieron de pie para ovacionar al grupo.

PATRICIA VEGA + LA JORNADA + 1994

Extraída de la imaginación narrativa para transformarla en emotividad teatral, hilvanada con lágrimas provistas de un encanto lúdico, unas veces terrible, otras desenfadado pero capaz de imprimir una huella en el alma.

ALFONSO RIGEL + TIEMPO LIBRE + 1995

El regocijo del grupo que así, en el escenario, logra comunicarse con el autor que admiran, fue recompensado con cinco telones de por medio.

ELDA MACEDA + EL UNIVERSAL + 1994

Alejandro Reyes con su actuación arranca los aplausos del público y Mario Oliver con su interpretación, es toda una revelación. 6 estrellas, magistral.

ALEJANDRO G. DANNIELLY + EXCELSIOR + 1994

Se trata de un excelente montaje, que pese a la dificultad de montar la prosa de una novela al teatro no se cae en ningún momento, con personajes bien caracterizados, en la que el espejo quebrado de una criada simboliza el arte irlandés desde que Joyce lo estableció de esa manera.

BENIGNO AISPURO + EL DEBATE DE CULIACÁN + 1994

Por lo que respecta al público de acá, se hicieron presentes la reflexión, la risa, la atención esmerada en una función en distintos momentos con el amplio reto de los VI números romanos de actuaciones con un intermedio: La Infancia, El Castigo, El Pecado, El Infierno, La Penitencia y La Absolución.

ELVIRA GARCÍA SAINZ + NOROESTE DE CULIACÁN + 1994

Pero el trabajo en general tiene la virtud de reconciliarnos con un principio elemental que en medio de la avalancha de teatro fatuo a veces se nos olvida: el teatro es un placer, un goce estético a través del cual podemos cruzar la barrera de lo cotidiano para visitar, aunque sólo sea por algunos minutos, el mágico mundo de lo poético y volver siendo otro sin dejar de ser el mismo.

ANA LAURA SANTAMARÍA + EL DIARIO DE MONTERREY + 1994

El montaje destacó por la naturalidad de los actores: Mario Oliver como el perverso “Fleming”, Arturo Reyes como el cómplice “Wells” y Alejandro Reyes como “Stephen Dedalus” –por cierto, magnífico personaje, ¿quién no se ha visto asaltado por las mismas dudas que Stephen tiene sobre el amor, la soledad, el sexo y la religión?

REYNA RAMÍREZ + EL DIARIO DE MONTERREY + 1995

Porque qué será de la vida sin el juego de fútbol y la patada ya sabes donde y de desnudarse para sentir las frías aguas del verde mar a comienzos de la primavera. 

CLARA EUGENIA FLORES + EL PORVENIR DE MONTERREY + 1994

La memoria del tiempo como un presente perpetuo en donde todo existe, pero nada le pertenece del todo al hombre, un buen motivo para que estos hombres de teatro encuentren y compartan su comunión con Joyce y con el niño que alguna vez fuimos.

GUSTAVO EMILIO ROSALES + TIEMPO LIBRE + 1994

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