ESPECTÁCULO PARA DOS ACTORES Y UN CLOWN VENIDO A MENOS, INSPIRADO EN LA NOVELA HOMÓNIMA DE HEINRICH BÖLL
por Luis Mario Moncada
Es la historia de un payaso que toca fondo después de que su esposa huye con otro hombre; para mayores señas, un líder católico. Este hecho representa para el protagonista un doloroso ajuste de cuentas en el que salen a flote los valores morales, religiosos y políticos de la Alemania de la posguerra, para él teñidos de la más auténtica hipocresía. Desde la perspectiva del payaso -ajeno por profesión y por convicción a toda postura ideológica, pero que se siente golpeado y rencoroso con el mundo externo – el mea culpa del catolicismo alemán no es más que una pose obligada por la situación política que se ha impuesto a la nación centroeuropea.
En nuestra versión teatral nos interesa rescatar dos elementos: la visión al mismo tiempo humorística y desencantada de la realidad -es decir, la marginalidad del payaso que mira al mundo desde otra óptica – y la imposibilidad de su historia de amor.
Sin embargo, también es importante marcar cierta distancia con respecto al original. En este caso, la idea es descontextualizar la historia hasta hacerla otra: creemos que los cambios políticos que actualmente se operan en México revisten cierta – aunque lejana – simetría con los de aquella Alemania: en ambos procesos políticos subyace una especie de gatopardismo que dicta que todo debe cambiar para que todo siga igual. Seguiremos esa línea, de manera que el payaso sea un comentarista sui generis de nuestra realidad actual y, al mismo tiempo, un defensor romántico de la monogamia que su «cristiana» mujer la ha arrebatado.
Punto fuerte de esta producción es el espacio creado por Philippe Amand. Un telón de hilos de cuentas transparentes, con su infinidad de posibilidades para la reflexión de la luz es la imagen que recibe la mirada del espectador. Al iluminarse por la parte posterior crea con sus cualidades translúcidas atmósferas sorpresivas. Al elevarse ese telón, la caja escénica queda cerrada por otras dos cortinas perpendiculares, también de hilos de cuentas. En cada una se halla una puerta. En un acierto antirrealista estos accesos no siempre se usan: con frecuencia los actores atraviesan los flexibles muros simulados.
LUZ EMILIA AGUILAR ZINSER + REFORMA + 2000
Se puede decir que Hans Quehans se apoya en el payaso creado por Böll para dar voz a sus ideas, y referir al espectador su situación y su posición en una realidad social. En el caso de Hans Quehans, se trata de un payaso inconforme de palabra pero bastante conforme de hecho, que se debate entre tener algo de dinero, recuperar a su mujer, consumir su estimulante favorito, hablar por teléfono, utilizar el servicio de mensajes electrónicos y abrirse a las posibilidades y contingencias de los hechos que ocurren en su vida cotidiana.
SILVIA PELÁEZ + REFORMA + 2000
Es decir que se trata de un espectáculo muy atractivo que tal vez se incline más hacia el placer que hacia la reflexión sociológica a la que destinara Böll el original.
BRUNO BERT + TIEMPO LIBRE + 2000
Adaptar este texto y este clima a nuestro país y nuestra época resulta una muy difícil empresa que Luis Mario Moncada salva mediante el expediente de narrar la misma historia para decirnos otra cosa. (…) Muy convincente Luis Mario Moncada como el desasido payaso víctima de los intereses creados –de política electoral- de quienes lo rodean. Excelentes Ari Brickman y Erika de la Llave en todos esos personajes, que si bien gesticulantes y paradójicos a excepción de María, no por ello dejan de entrañar grandes dificultades en los cambiantes modos marcados.
OLGA HARMONY + LA JORNADA + 2000